¿Sabéis de dónde provienen los caballos?

El origen del caballo tiene lugar en el continente americano y es contado a través de los diversos fósiles que han sido encontrados. Aunque cueste creerlo, los antepasados de estos animales se parecían muy poco a sus versiones actuales.
¿Sabéis de dónde provienen los caballos?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 05 octubre, 2022

Los caballos son, sin dudas, una de las criaturas más hermosas y nobles que pueblan este planeta. Llevan millones de años de evolución y acompañan al hombre desde tiempos inmemoriales. Aunque se sabe con certeza cómo son en la actualidad y su distribución, responder de dónde provienen los caballos o cuál es su historia puede llegar a ser un poco complicada.

El nombre científico de este animal es Equus ferus caballus. Pertenece a la familia de los équidos, por lo que es pariente cercano de asnos y cebras. Si quieres conocer de dónde provienen los caballos y sus ancestros, aquí te contamos todos los detalles.

El primer ancestro de los caballos apareció en el eoceno

Todo parece indicar que el primer antepasado del caballo fue un pequeño mamífero herbívoro denominado Hyracotherium.  Este organismo vivió en la época del Eoceno en América del Norte y Europa, hace unos 55 millones de años.



El Hyracotherium tenía una altura de entre 20 y 40 centímetros a la cruz y pesaba unos cinco kilogramos y medio en promedio. El dorso era arqueado y contaba con cuatro dedos en las extremidades anteriores y tres en las posteriores, que terminaban en unas uñas fuertes.

Además, sus dientes estaban adaptados para comer hojas tiernas de los arbustos. Y sus ojos se situaban más al centro de la cabeza, lo cual les impedía una buena visión lateral.

Entre este animal de aspecto y tamaño semejante a un perro, hasta el actual Equus ferus caballus, hubo un proceso de selección natural progresivo. Esto significa que con el paso del tiempo, los ejemplares cambiaron sus características por otras más eficientes, lo que los llevo a adoptar tamaños más grandes.

Aunque el proceso suena sencillo, tuvieron que pasar alrededor de 55 millones de años tan solo para aumentar su peso, cambiar su dentadura y reducir sus dedos. Esto es debido a que los mecanismos biológicos detrás de la evolución, necesitan acumular mutaciones durante varios años para comenzar a generar nuevas características.

Los caballos son animales nobles y bellos que fueron domesticados por el hombre hace milenios. Aquí te contamos sus orígenes, desde el Hyracotherium, semejante a un perro y surgido unos 55 millones de años atrás, hasta el actual Equus ferus caballus.

Una evolución de millones de años

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La historia evolutiva del caballo contiene a varias especies antiguas que aparecieron de manera progresiva, pero que cada vez se parecían más a su versión actual. Por ejemplo, hace 34 millones de años, en el oligoceno, surgió el Mesohippus. Este animal era más grande que el Hyracotherium y el dedo central de sus extremidades anteriores estaba mucho más desarrollado que los dos laterales.

Ya en el mioceno, unos 17 millones de años atrás, en Norteamérica, encontramos al Merychippus. Esta especie siguió aumentando su tamaño y presentaba una dentadura semejante a la de los caballos actuales. Además, sus dedos laterales estaban aún más atrofiados y el dedo del centro culminaba en un casco.

Hacia el final de este mismo período (12 millones de años), apareció el Pliohippus, con unos dientes y extremidades muy similares a las de los équidos actuales. Todo indica que se trató del primer monodáctilo y es considerado el ancestro predecesor del caballo. De hecho, la presencia de un único dedo con casco fue muy importante, pues le permitió correr a gran velocidad sin lastimar sus extremidades.

Finalmente, hubo que esperar hasta el pleistoceno, unos dos millones de años de atrás, para que el caballo empezara a parecerse al que conocemos hoy en día. De esta forma, los primeros caballos de la historia aparecieron en algún lugar de Norteamérica, en donde se establecieron y después se dispersaron a Asía gracias al popular puente de Beringia (donde actualmente se encuentra el estrecho de Bering).

Hombres y caballos, una relación que viene de lejos

Cabe destacar que durante miles de años estos animales fueron cazados por el hombre de la prehistoria para alimentarse. La tarea a veces no resultaba fácil, dada la velocidad que podían alcanzar estos mamíferos. Por eso empezaron a desarrollar técnicas para emboscarlos.

Conforme pasó el tiempo, los humanos fueron dejando en parte la vida nómada y se volvieron pastores o agricultores. Y, en la edad de bronce, advirtieron que los caballos podían convertirse, además de en comida, en una gran ayuda para realizar distintos trabajos y en una buena forma para transportarse.

Con la domesticación de los equinos, el Homo sapiens comenzó a valerse de la fuerza y de la velocidad de estos seres para cambiar su modo de vida. Este hecho parece situarse hace unos 5500 años en la parte occidental de la estepa eurasiática. Así fue trasladando sus ansias de conquista y dominación a los lugares más distantes del planeta.

El caballo, una especie que se extinguió en América

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Resta decir que en la era glacial del pleistoceno, el número de caballos fue disminuyendo. Después de un tiempo, desaparecieron totalmente del continente americano hace aproximadamente unos once mil años.

Claro está, gracias al puente de Beringia, algunos ejemplares sobrevivieron y comenzaron a extenderse desde Asia hasta Europa y África. Sin embargo, no regresaron a América sino hasta la llegada de los conquistadores españoles.

Esto significa que Europa, Asia y África son los sitios de donde provienen gran parte de las actuales razas de caballos. Aunque para ser precisos, según un estudio publicado en la revista científica Nature, casi todos los caballos domésticos se originaron de una población específica del oeste del continente Euroasiático. Algo completamente paradójico, pues gran parte de su historia evolutiva sucede en América.



Los caballos euroasiáticos se caracterizaban por presentar un esqueleto más fornido y una musculatura más densa. Dichos rasgos eran los más buscados por los humanos, ya que tenían un mejor rendimiento para los trabajos de transporte. Debido a esto, el linaje se volvió popular y se domesticó hasta formar la mayor parte de las razas de caballos actuales.

Esto responde a la pregunta de dónde provienen los caballos. La historia posterior a la domesticación ya es más conocida y no viene a cuento en este artículo. Pero te seguiremos informando sobre este maravilloso animal admirado y explotado, como suele suceder, por la especie humana.


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