¿Por qué los perros siempre quieren lamer la cara?

¿Por qué los perros siempre quieren lamer la cara?
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 07 diciembre, 2017

La idea inicial de la que hay que partir para saber por qué los perros nos quieren lamer la car, es que ellos reconocen nuestro rostro. Además, los canes tienen antecedentes genéticos en los lobos.

En una familia de lobos, cuando los padres salen a cazar, al volver a la ‘guarida’ los cachorros reciben a sus padres saludándolos y lamiendo sus hocicos. Este recibimiento tiene una doble finalidad: por un lado es un saludo en toda regla, y por otro sirve para que los padres lobos puedan regurgitar alimento para sus crías. Los lobeznos reclaman atención y alimento de sus padres lamiendo sus hocicos. Estas actitudes han sido heredadas por los perros de alguna forma.

Los perros quieren lamer la cara por varias razones

perro lame

Cuando nuestras mascotas caninas lamen nuestro rostro es un gesto familiar, en primera instancia, a la vez que un recibimiento, pero también una especie de toque de atención. Además, es una señal de calma y serenidad. Lo que tratan de comunicarnos es que no hay amenazas, que todo está tranquilo y que están listos para jugar o interactuar cuando los dueños queramos. Si estamos regañando al perro o en una posición física que lo intimida o lo hace sentir inseguro, el animal puede hacer intentos para lamer la cara con el objetivo de calmarnos y relajar la tensión.

Otra finalidad importante que persiguen los perros al lamer nuestro rostro es, directamente, buscar información, sobre donde hemos estado, qué hemos comido, etc. Ellos obtendrán todos estos datos a través de los lengüetazos en nuestra cara.

El aprendizaje es otra causa. Si el animal ha ido descubriendo que lamer nuestro rostro nos provoca risa, que nos hace sentir bien, él puede buscar simplemente eso, una diversión mutua.

Clases de besos

De la misma forma que hay besos de muchos tipos, en unos casos de amor, deseo, afecto, amistad, más fugaces o más largos, los lamidos de los perros es el equivalente en los humanos a un beso cariñoso o una caricia. Se trata de un afectuoso modo de reconocernos, explorarnos e ir sabiendo más de nosotros, a la vez que una muestra de un cariño muy afectuoso.

Los perros muestran su afecto por las personas de muchas formas. Una de las más importantes es a través de la lengua. No son extraños los lametones en la cara, incluso en las orejas del dueño. Desde muy pequeños, nuestra mascota aprende a “hablar” con su lengua, y lamer la cara es ejemplo de ello.

Estudios realizados

perro lame la cara

Diferentes investigaciones llevadas a cabo aportan datos que corroboran la reacción de los perros ante los estados de alegría o dolor de sus dueños. Su comportamiento está muy influido por las expresiones humanas, que ellos perciben al instante.

De esta forma, en los estudios llevados a cabo, cuando las personas se mostraban felices, el perro se acercaba a ellos con un aire amistoso y juguetón. Si las personas estaban tristes o lloraban, el animal reaccionaba con lamidos en las manos en y en rostro, les olía de forma suave y les acariciaba con su cuerpo.

En este último caso, los lengüetazos servían para mostrar todo su afecto y su “solidaridad” ante el mal momento que ellos intuían que la persona estaba pasando. La interacción, como vemos, es total. Nada de lo que nos sucede pasa desapercibido para nuestra mascota, aunque la mayoría de las veces no seamos conscientes de ello.

El perro puede “empatizar” con nosotros, y desarrollar lo que podemos definir como “contagio emocional”, es decir, llegar a sentir lo que nosotros sentimos. En estas pruebas se ha obtenido información verdaderamente sorprendente.

Otros estudios han demostrado que los canes también se contagian de los bostezos de los humanos. Cuando se han hecho pruebas, la mitad de los perros analizados han bostezado cuando oían el sonido de bostezos humanos. Además, si el bostezo provenía de su dueño, la probabilidad de que bostezaran era cinco veces mayor.

Aunque estos estudios no pueden concluir que la empatía de los perros sea igual a la humana, la verdad es que nuestros sentimientos y la expresión que nace de ellos va a contagiar a nuestro amigo canino, y es una evidencia más de que el perro es el mejor amigo del hombre. Lamer la cara es claro ejemplo de ello.


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