El gato himalayo

El gato himalayo

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 02 diciembre, 2017

¿Alguna vez te has preguntado qué ocurriría si se cruzasen un gato persa y un gato siamés? Pues la respuesta es el gato himalayo. Podríamos decir que es esencialmente un gato persa con las puntas coloreadas y los ojos azules, como el siamés. Aquí te contamos todo lo que tienes que saber sobre esta preciosa raza de gato.

¿De dónde viene el gato himalayo?

Pues a pesar de su nombre, del Himalaya no. El nombre le viene por la similitud de sus colores con los del conejo himalayo, pero en realidad su origen puede localizarse en Suecia, en 1924, cuando una genetista inició cruces entre gatos siameses y gatos de pelo largo. Sin embargo, el trabajo definitivo con esta raza se realizó en los años treinta en la Universidad de Boston, cuando Cyde Keeler y Virginia Cobb estaban realizando un trabajo sobre el mecanismo de transmisión de los colores.

De sus primeros cruces sólo obtuvieron gatitos de pelo corto sin marcas siamesas, pero portadores tanto del gen persa como del siamés. Del apareo entre estos ejemplares sólo nació una gata de pelo largo, a la que se llamó Debutante. A Debutante, se la cruzó con su padre y de este apareamiento, nació el primer ejemplar de pelo largo con las puntas coloreadas. El trabajo de Keeler y Cobb acabó ahí, pero el trabajo de selección se retomó en Inglaterra tras la Segunda Guerra Mundial y el gato persa definitivo, se estableció en los años sesenta.

¿Qué pinta tiene el gato himalayo?

gato siames

Pues morfológicamente la misma que un gato persa. Es un gato compacto, mediano tirando a grande, cuya característica más prominente (aparte del pelo largo) es su cara ancha y plana. Su cabeza es redonda y maciza y su cráneo ancho con frente redondeada, pómulos prominentes, hocico corto y chato, y mentón fuerte. Sus ojos son grandes, redondos, separados, de color azul intenso y brillante y los lleva siempre bien abiertos.

Sus orejas son pequeñas y redondeadas y están cubiertas de pelo, al igual que su cuerpo musculoso y redondeado con patas pequeñas y gruesas. La cola es peluda y redondeada en el extremo y el pelaje de esta raza es largo, abundante, espeso y sedoso, y requiere cuidados especiales.

El color de su manto puede ir desde el blanco hasta el azul muy pálido, pasando por todas las gamas del crema y tiene las puntas de las orejas y de la cola coloreadas, como el siamés, con colores como el marrón foca, el azul, el lila, el rojo y el chocolate.

¿Cuál es el temperamento del gato himalayo?

El gato himalayo posee un carácter tranquilo y sociable y convive fácilmente con otros animales. Disfruta de la vida casera, aunque también le gusta salir y es considerado muy buen cazador. Del gato siamés ha heredado su curiosidad y vitalidad. Sin embargo, no ha heredado sus maullidos, por lo que es un gato mucho más callado.

Es inteligente, cariñoso, simpático y obediente y tiene mucha facilidad para aprender. Al ser tranquilo y sociable, es un gato ideal para tener con niños, ya que es muy paciente.

¿Qué cuidados precisa el gato himalayo?

peinar a tu perro 2

El gato himalayo necesita un cuidado constante y riguroso de su pelaje, por lo que se le debe cepillar diariamente con un peine de metal para eliminar los nudos. Además, debe bañarse al menos una vez cada quince días, ya que la falta de higiene puede ocasionarle serios problemas en la salud.

¿Cuál es la salud general del gato himalayo?

El gato himalayo tiene tendencia a las enfermedades producidas como consecuencia de una cara corta y aplastada, es decir; alteraciones oftalmológicas, mandibulares y faciales, como por ejemplo ronquidos o dificultades respiratorias.

Además, sus ojos tienden a lagrimear, por lo que se deben limpiar diariamente para que no se produzcan infecciones. Asimismo, tienen tendencia al sobrepeso, lo que les fuerza a llevar una dieta controlada y equilibrada porque son gatos muy cómodos y hacen poco ejercicio.

Como tienen el pelo largo, otro problema son las bolas de pelo, que se les pueden atascar en el aparato digestivo y ocasionar atragantamientos. Este problema es fácilmente tratable con una solución a base de aceite de parafina, jarabe de malta o incluso mantequilla.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.