Carta a mi perro adoptado que está en el cielo

Carta a mi perro adoptado que está en el cielo
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 17 noviembre, 2017

En la red podemos encontrar todo tipo de cartas y documentos varios, dirigidos a perros que han fallecido, y que muestran el cariño, en una carta a mi perro adoptado, que sus dueños tenían hacia ellos, mezclado con el dolor.

Ejemplo de carta a mi perro adoptado

“Me decidí por ir a un refugio a buscar un perro no mayor a dos meses, recorrí varios, los requisitos que pedían eran como si fuera a adoptar a un niño, no lo entendía. Cansado y hastiado de buscar y no encontrar a ningún cachorro, estaba dispuesto a rendirme.”

perro samoyedo contento

“Regresé a uno de los refugios, caminaba por las jaulas hasta que un pequeño suspiro llamó mi atención, me giré a ver y ahí estabas tú, con esos ojos café intenso, casi negros, me miraste y sentí algo en mi corazón. Comencé los trámites para llevarte a casa conmigo, la señora que te cuidaba me advirtió que habías sufrido mucho, que te habías topado con gente muy cruel que te había lastimado y casi desaparecido tu espíritu.”

Te escribo esta carta para decirte gracias, gracias por salvarme de la oscuridad, gracias por llenar mi vida de alegría con tus juegos y tus ocurrencias, como ocultar calcetines para después jugar con ellos, gracias por hacerme ver que no fui yo quién te salvó la vida, sino que fuiste tú quién salvó la mía y me dio la oportunidad de amar de verdad. Dedicada a mi gran amigo que un día llenó mis días de luz y que ahora alumbra el cielo con sus grandes ojos café intenso”.

No sé dónde estarás; pero quiero que sepas lo mucho que te extrañamos. Hicimos lo imposible para cuidarte y quererte, porque eras parte de nosotros. Si existe un cielo en el más allá, seguro que Dios te llevó para tenerte junto a él, por tu bondad y cariño, por la mirada tierna de tus pequeños ojitos que se fueron poniendo cada vez más tristes.”

“Tengo muy fresco el recuerdo de la noche del viernes y del sábado por la mañana. Mi intención era haber estado toda la noche acariciándote, hablándote y llorando a tu lado, pero estabas tan tranquilo, durmiendo sin dolores, sin convulsiones, después de tantos días, que preferí no molestarte. Aún recuerdo como antes de entrar en la clínica te despediste con un pequeño lamento, y eso que te habíamos dado sedantes para que fueras tranquilo a ese sitio que odiabas, el veterinario. Gracias por despedirte hermanito”

Emociones y culpabilidad en la carta a mi perro adoptado

Son muchos los casos de propietarios que se sorprenden de las emociones que pueden llegar a sentir ante la muerte de su mascota canina. Sentimientos como el recuerdo de la fidelidad, la culpabilidad, la pena, la impotencia, etc., son habituales y no hacemos más que recordar que nuestro perro era parte de nuestra vida, de nuestra rutina y de nuestro hogar.

No debemos tener vergüenza de sentir dolor y de llorar por un ser que nos ha acompañado tanto tiempo, durante toda su vida. Lo hemos visto crecer desde pequeño, desarrollarse, etc. Es muy positivo en esos momentos hablar de nuestro animal y de cómo nos sentimos por su ausencia con aquellas personas que sepan entendernos. La carta a mi perro adoptado puede ser muy útil para entender la situación y aceptarla.

El proceso que seguiremos será el de un ajuste emocional, tras la pérdida de un ser querido, y diferentes emociones van a manifestarse, así como diversas etapas, como la negación (la fase en que nos negamos a aceptar que nuestra mascota ya no está y que nunca volverá), el enfado (con nosotros mismos y con los demás, sentimientos como la rabia, la ira, la cólera, etc., cuando nos damos cuenta de que ya ha sucedido, de que es cierto), la fase en que nos culpabilizamos de lo sucedido, etc.

Tras estas fases llega la depresión, en que nos sentimos angustiados, con miedo, con un sentimiento de pena muy grande, recordando la enfermedad de nuestro amigo, si tenía cáncer, etc. Empezamos a ser conscientes de que la pérdida es irrevocable y de que la vida sigue.

En la fase de aceptación, empezamos a sentirnos preparados para retomar nuestras vidas de una forma tranquila. No significa que ya no pensemos en ellos (de alguna forma siempre estarán en nuestro pensamiento), sino de que podemos seguir adelante aceptando el hecho de que nunca más estarán a nuestro lado.

Recordar los buenos momentos en la carta a mi perro adoptado

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Aunque no es fácil, no debemos dejarnos dominar por la amargura. Es esos momentos de mucha tristeza, es muy positivo pensar en los días que compartíamos con nuestro perro situaciones muy agradables, cuando disfrutábamos de su lealtad, e intentar quedarnos con esas sensaciones, que han sido muchas, y seguramente los buenos momentos compartidos estarán ahí siempre. Con el paso del tiempo, la sensación gris desaparece.

Sustituir un perro por otro

No es buena idea reemplazar a un perro fallecido con otro. Si no has dejado pasar un tiempo, te será muy difícil apreciar al nuevo compañero, si aún estás muy dolido con el que ya no está.  Cada perro es único, con una personalidad diferente y una forma de comportarse muy particular. El plazo de tiempo no es igual en todos los casos, pero la pena remitirá, tarde o temprano.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.